Consejos: Fotoprotección

Consejos: Fotoprotección

Tu PIEL necesita de ti, tú necesitas de tu PIEL. Te ayudamos a entender las necesidades del órgano más expuesto de tu cuerpo.
En Dermatología el mejor remedio siempre es la prevención, y por ello es importante adquirir hábitos saludables que nos permitan cuidar y mimar nuestra piel como se merece.

Fotoprotección

Aunque la exposición solar, de forma moderada, tiene efectos beneficiosos para la salud, por todos conocidos (acción antirraquítica al favorecer la síntesis de vitamina D, acción antidepresiva, termorreguladora y estimuladora de la circulación superficial); sus efectos a dosis altas (variable en cada tipo de piel) y a largo plazo, van a ser deletéreos para la salud (quemaduras solares, reacciones de sensibilidad, alérgicas o tóxicas, envejecimiento y cáncer de piel). Por todo ello, la correcta educación en exposición solar es prioritaria para prevenir la enfermedad y promover la salud, y así lo establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque la protección no es total con su uso, siempre que exista exposición solar e incluso en el día a día, deben utilizarse productos con factor de protección solar adecuado y de calidad.

El factor de protección solar (FPS) mide la efectividad del producto para prevenir las quemaduras solares causadas por la radiación ultravioleta; es decir, indica cuanto tiempo puede prolongar el factor de protección la exposición, sin enrojecimiento de la piel (su factor multiplica: es decir, un factor 20 haría que una piel que se enrojece a los 10 minutos al sol, tardase en este caso, tras la correcta aplicación, 200 minutos en enrojecerse).

Pero un buen protector solar debe frenar también la radiación ultravioleta A. Ambas radiaciones A y B son causantes de eritema/enrojecimiento, fotoenvejecimiento (arrugas, manchas) y cáncer de piel (las radiaciones rompen los lazos de las moléculas del ADN en el núcleo de las células y alteran la información genética: mutaciones).

Además, la radiación infrarroja tipo A, también producida por el sol, penetra hasta capas aún más profundas de la piel, degradando el colágeno como sostén cutáneo y produce los signos más profundos del envejecimiento como la flaccidez y arrugas profundas por descolgamiento. Aún con todo esto, el objetivo de un FPS no es aumentar el número total de horas de exposición, sino permitir una exposición razonable y sin riesgo.
El protector elegido debe ser equilibrado el filtros químicos (absorben la radiación) y físicos (la reflejan). Nunca debe usarse un FPS<15. No deben usarse productos caducados o abiertos más tiempo del periodo de garantía que aparece en el envase.

El FPS debe ser adecuado al fototipo (hay 6 subtipos según la facilidad para quemarse o broncearse con la exposición solar), tipo de piel (seca, mixta, grasa…), zona de aplicación y circunstancias de aplicación (lugar geográfico, altitud, estación del año…).
En áreas continuamente expuestas como la cara y las manos, debemos usar FPS a diario. El FPS debe aplicarse 30 minutos antes de la exposición solar con la piel limpia y seca y renovar cada 2 horas o antes, si existe excesiva sudoración y recomendablemente al salir del baño, tras haber secado la piel (aún existiendo productos “resistentes agua”- el FPS no pierde su capacidad protectora tras 40 minutos de inmersión en el agua o “a prueba de agua”- el FPS no pierde su capacidad protectora tras 80 minutos de inmersión en el agua).

Debe aplicarse una capa generosa (2mg/cm2), uniforme y extendiéndola bien por toda la superficie cutánea, incidiendo en áreas periféricas como los pies, manos, cuero cabelludo en calvos, labios… Un FPS alto no evita el bronceado: permite broncearse con mayor seguridad y de forma más duradera. Es necesario seguir usando FPS aún cuando la piel ya se haya bronceado y también cuando el tiempo se torne nublado.
Además de usar FPS, debemos: evitar la exposición entre las 11 y las 16 horas, hacer las exposiciones siempre progresivas y no comenzar por tiempos superiores a 15 minutos, usar gorro de ala ancha, gafas de sol (adecuadas y de calidad según la normativa) y camiseta de algodón para pasear, ingerir abundantes líquidos para compensar las pérdidas de sudor.
Debemos evitar exponer al sol a niños menores de 3 años. Pues la prevención es importante a todas la edades, pero más en la infancia, ya que sabemos que el 80% de la radiación solar se recibe antes de los 18 años. La piel tiene “memoria solar” y está científicamente demostrado que las quemaduras solares en los primeros diez años de vida se relacionan con la aparición de melanoma (tipo de tumor maligno cutáneo) en la edad adulta. Además, los comportamientos adquiridos tempranamente tienden a perdurar a lo largo de la vida y los niños tienen gran receptividad y permeabilidad para el aprendizaje de hábitos saludables si los padres llevan a cabo estos hábitos.

Debemos evitar dormirnos al sol, evitar exponernos al sol si existe toma de fármacos, hasta consultar con un dermatólogo (pueden ser fármacos foto sensibilizantes), evitar exponernos al sol si se está embarazada o se toman anticonceptivos orales, para evitar “manchas” faciales.

Debemos evitar exponernos al sol si existen antecedentes familiares de cáncer de piel y las personas con fototipos 1 y 2 (se queman y nunca o difícilmente se broncean), no aplicar previamente perfumes, desodorantes, after-shave (que aumentarán la posibilidad de manchas y quemaduras), ni productos depilatorios (que aumentarán la posibilidad de erupciones).
 Dra. M. Covadonga Martínez-González
Médico Especialista en Dermatología
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